Héctor Parra Zurita
Durante la Edad Media, los alquimistas, para excitar la imaginación de los profanos en la materia que acudían a consultarlos, decoraban las paredes con pieles de animales desconocidos para la mayoría, con frecuencia preparadas mediante procedimientos muy rudimentarios y que más tarde habrían de ir a parar a casa de algún anticuario. A finales del siglo XVIII, el farmacéutico Jean-Baptiste Bécoeur y su invento del jabón arsenical, producirá una auténtica revolución en el arte de la taxidermia. Todas las pieles de su colección de pájaros de Europa «la más numerosa y mejor conservada», según afirmación de Le Vaillant, fueron preparadas siguiendo el método que el propio Bécoeur describiera en su Memoria instructiva sobre la forma de preparar a los animales.




Taxidermia